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MANUEL RIVAROLA MERNES

  EL ÚLTIMO ESLABÓN - Cuento de MANUEL RIVAROLA MERNES - Año 2005


EL ÚLTIMO ESLABÓN - Cuento de MANUEL RIVAROLA MERNES - Año 2005

 EL ÚLTIMO ESLABÓN


Cuento de MANUEL RIVAROLA MERNES
 



EL ÚLTIMO ESLABÓN
 
"En el principio fue el verbo".
 
Juan estaba navegando por la red, era bien tarde y se caía de cansancio. Debió apagar la computadora e ir a dormir hacía horas, pero pudo mas esa inercia enfermiza de buscar y buscar, muchas veces sin saber qué.
 
Golpes de luz, colores, letreros, logos, animaciones, cataratas publicitarias, hacían parpadear la pantalla al abrir nuevas ventanas sin cerrar las anteriores. El puntero se movía frenético. El teclado emitía secas series sonoras, como el de muda metralla, protestando al azote de nerviosos dedos.
 
Lo despertó el bullicio de alonsositos y gorriones que inundaba el cuarto desde la luminosidad vegetal que se derramaba por la ventana. No recordaba a qué hora fue a la cama.
 
Sentado contra la cabecera, se esforzaba en clarificar su mente, en separar lo real de lo soñado. Recordaba el extraño dialogo que mantuvo la noche anterior con quien él llamó Amel. Estaba casi seguro de que fue real.
 
-¿Juan? -Apareció el mensaje en la pantalla.
 
-Sí, ¿quien sos?
 
-¿Qué importancia tiene eso?
 
-Ah... ya sé, sos Víctor.
 
-Si te gusta ese nombre...
 
-Bueno, chera'a, dejate de joder, estoy ocupado -y agregó Juan el "emoticon" de la sonrisa para rebajar la rudeza de la expresión.
 
-Ya sé que estas buscando algo, te escribo justamente por eso.
 
-Explícate, pero primero decime quien carajo sos.
 
-Prefiero que me conozcas primero, luego podrás ponerme un nombre, un sexo, una edad, o lo que quieras.
 
-Sonás extraño. Acepto tu juego por un rato. Te llamare... -tras breve pausa, prosigue- "aparecido... misterioso... electrónico"...
 
-Te agradezco, Juan.
 
-Espera, todavía no termino... de las primeras letras de cada palabra tenemos... Amel. Bueno, ganaste mi curiosidad. ¿Qué te trae entonces?
 
-Es hora de que comiences a saber lo que buscas.
 
-¿Como sabes que busco algo?
 
-Tenemos un registro de tus antecedentes familiares. Tienes antepasados artistas, escritores, médicos y filósofos, y tú te pasas auscultando en Internet.
 
-¿Y eso qué?
 
-Esta vez habrá comunicación personal. No por los medios masivos y de una sola vía. Esta vez habrá lo que define ese estropeado término como "dialogo".
 
Amel siguió y siguió escribiendo en ese tono. El monitor de Juan quedo fijo en una página desde donde se bajan músicas. Amel le conto que se estaría formando algo así como la conciencia de la próxima centuria.
 
Juan termino de levantarse y fue al baño. Mientras se derramaba abundante agua fría sobre el rostro recordó que Amel le había invitado a comunicarse entre las 10 y las 11 de la noche. Todo ese día lo paso ensimismado, tratando de adivinar la verdadera identidad del intruso.
 
A la vuelta de la Facultad, donde cursaba el segundo año en Ciencias y Tecnología, Juan fue directo a la computadora casi sin saludar a su madre. Apenas conectado apareció un mensaje del servidor de este tenor:
 
"Hemos recibido pedidos de explicación de parte de algunos usuarios sobre intromisiones no solicitadas. Aclaramos desconocer el origen de los mensajes. Nuestros técnicos están investigando”.
 
"Esto se está poniendo interesante -pensó Juan-, a ver si pillan a este 'hacker"'.
 
Juan había recobrado el ánimo y sus luces. Navegaba de aquí para allá extrañamente calmado. Eran las 10 y 5 minutos. Comenzó a chatear con otros amigos virtuales para sondear el ambiente. Lanzo temas triviales y provoco respuestas como al descuido “¿que saben del jodón ese del hacker?". Eran las 10 y 20. Descubrió que casi nadie de sus interlocutores sabía nada. ¿Quién habrá sido el bromista? ¡Pero fue tan convincente...! Las 10 y 30...
 
-¿Juan? -Apareció el mensaje.
 
-¿Amel?
 
-Sí.
 
Juan secretamente suspiró aliviado y tras unos segundos contestó:
 
-¿Decías... ayer?
 
-Voy a contarte una extraña historia. Al común de los mortales le parecerá fantasiosa. No pretenderé convencerte de su veracidad. Eso lo hará el tiempo. Se trata de quienes somos.
 
-Adelante. Te escucho, Amel. Desde anoche comencé a hacerlo, y me dejaste curioso.
 
-Provenimos de otro sistema planetario en esta galaxia. Llegamos hace cinco millones de años.
 
-??????? Ufaaaa... eso sí que no me lo esperaba. Anda a farrearle a otro, voy a apagar..
 
-No lo hagas, por favor. ¿Qué pierdes con atenderme? Tras una larga pausa Juan escribe:
 
-Bueno... te atenderé mientras dure este mp3... de Paiko -fingió relativo interés, aunque se moría de curiosidad.
 
-Suficiente. Sigo pues... Resulta que las condiciones para el surgimiento de la vida, luego para el desarrollo de la vida inteligente y después para la vida basada en tecnología, son mucho más difíciles de reunir de lo que especulan los científicos.
 
-Papa suele hablar de eso...
 
-Magnífico, eso ayudará mucho... Sucede que un planeta semejante a la tierra es como un diamante natural de un kilo en una exposición de piedras. Debes saber que la vida solo se da con elementos químicos livianos, en un medio estable y neutro, como el agua líquida. Este planeta tiene una temperatura que oscila en una estrechísima brecha entre la congelación y la ebullición del agua y otras condiciones óptimas para el desarrollo orgánico como la presión atmosférica y los gases presentes.
 
-Eso nos vienen repitiendo: "Nuestro planeta es una joya en el Universo" -escribió Juan, esforzándose por mejorar su lenguaje. Su interlocutor planteaba con solvencia un tema que le resultaba interesante. Aquello no encajaba en una broma de amigos.
 
-En nuestro planeta lo más sorprendente es que la propia vida terminó por modelar el medio. Una abundante vegetación produjo oxígeno, ozono y moderó el clima. Le siguió un universo de organismos que reciclaron el tóxico oxígeno y otras energías. Cada cual con una función vital específica, pero todos actuando como en sinfonía, para hacer posible frágiles ecosistemas, como ustedes llaman esas interrelaciones vitales. Todo esto es tremendamente infrecuente en el universo.
 
-Es cierto, pero tenemos la impresión de que, si no respetamos ese orden, no seremos afectados. Toda esa fraseología ambientalista nos parece demasiado teórica, los desastres anunciados, demasiado lejanos.
 
-La relativa lentitud del deterioro lo ubica fuera del alcance de la percepción del ciudadano común, concentrado en su propia supervivencia o ilusionado con sus metas de progreso y a merced de la lógica miope del mercado. La situación podría estabilizarse o revertirse a condición de preservar los factores que la alimentan... y ustedes no lo están haciendo. No parecen notar las voces de la tierra: sequías, inundaciones y huracanes que les gritan: ¡Paren!
 
-¿Suponiendo por un momento que fuera cierto lo de tu origen, allá en el mundo, cuál fue la respuesta?
 
-Ya te explicare detalladamente lo de mi origen. Pero antes te diré que fue una lucha de siglos. Algunos se prepararon para partir, otros para cambiar a la sociedad, y otros no cambiaron nunca... Estos últimos vencieron. Deduce el final.
 
-¡Apocalíptico!, pero los que se prepararon, vinieron...
 
-¡Si hubiera sido tan fácil! Pero no fue así. Einstein tuvo razón... En realidad los planetas fértiles están dispersos y aislados unos de otros debido a los límites que nos imponen la velocidad de la luz y las manifestaciones de la energía: tiempo y espacio.
 
-¡Esto último nunca lo pude entender, aunque lo intuyo!
 
-Lo entenderás mediante las matemáticas. No se trata de un razonamiento verbalizable... En síntesis, lo que quiero decirte es que existe demasiada distancia entre un sistema solar y otro como para que seres orgánicos sobrevivan el tiempo necesario para viajar del uno al otro.
 
-Pero... -Juan quiso protestar porque conocía algunas ideas sobre hibernación, puentes temporales, túneles en el hiperespacio, viajes a velocidades fantásticas próximas a la de la luz, pero hubo un corte, justamente, de luz.
 
Juan fue a encender una vela y a cenar con sus hermanos que habían llegado. "Este Amel me está farreando de lo lindo... pero logro interesarme, lo hace muy bien", pensó.
 
Los hermanos y su madre lo notaron volcado en sí mismo. No participo de ninguna conversación y fue a la cama sin sentarse antes frente al televisor, como solía hacerlo, aunque ya había vuelto la electricidad.
 
Esa noche soñó y soñó; tuvo un sueño profundo poblado de galaxias y estrellas. Sintió frio al mirar el cielo tras los cristales con el telescopio del estar. Luego, ya no estaba allí, sino posado en una gélida superficie esférica y gris, bajo las luces blanquecinas de los astros, observando cometas y estrellas fugaces rayar el firmamento, fantásticas naves, delicados seres de ojos enormes.
 
Juan no pudo concentrarse en la clase. Como presintió que eso sucedería, se sentó en uno de los últimos asientos y comenzó a hacer números con su calculadora de bolsillo.
Concluyo que viajando a algún planeta en la órbita de Próximi Centauri -la estrella más próxima a nuestro sol, a una velocidad treinta y cinco veces superior a la de la sonda que viajo a Marte, o la que alcanzan algunos asteroides, esto sería, a setecientos mil kilómetros por hora-, se tardaría en llegar... unos seis mil años.
 
Y para llegar a una estrella que estuviese en un cuadrante lateral de la galaxia... cuarenta millones de años.
 
"¡Dios mío! Tiene razón Amel. Si la velocidad de la luz es el límite, nada vivo podrá llegar a la tierra, a no ser que provenga de algún planeta vecino... pero hasta hoy no hay indicios de vida superior a bacterias en estas cercanías, y menos aun con prolongación cultural. Si esto no fuera una broma, entonces... ¿Cómo llegaste, Amel?"- pensó Juan.
 
Ya en casa, Juan escribió esta pregunta: ¿Cómo llegaste, Amel?, y otras en su pantalla. Y las respuestas fueron cada vez más densas. Al sentirse comprendido Amel ya no perdía tiempo.
 
-Sigo sin entender cómo lo hicieron... -insistía Juan teniendo en cuenta eso de las distancias y la limitación de la velocidad de la luz, tal cual me lo explicaste.
 
-¿Que cómo llegamos? -Amel, por el contrario, se esforzaba por expresarse con sencillez-. No llegamos. Nacimos aquí. Nosotros no somos precisamente extraterrestres. Somos orgánicamente bien terrestres, pero "algo" llegó, algo trajimos.
 
-Son terrestres y extraterrestres al mismo tiempo... no entiendo -interrumpió Juan.
 
-Tratare de explicarme. Desde nuestro sistema fueron lanzadas decenas de naves como botellas al océano, en viajes sin destino ni retorno, dirigidas por inteligencia artificial, y operadas por complejos artefactos mecánicos.
 
-Es decir, no vinieron ustedes, sino enviaron maquinas inteligentes. Pero ustedes, vos, están acá... Estoy cada vez mas confundido...
 
-Ten un poco de paciencia. A eso iba. Quedamos en que no existe la posibilidad de transportar material biológico a través del espacio. Bien. Sin embargo, hemos dominado la forma de traer simplemente la "información genética" de nuestra estirpe. Esta información, guardada en algo parecido a discos ópticos, puede sobrevivir millones de años. En realidad es inmortal.
 
-¡Aaaa, es cierto... puede ser... ! ¡Esto, de veras, no me lo esperaba!
 
-Una vez localizada la Tierra portadora de vida y luego de realizados los estudios espectrales de la atmósfera, se descendió al planeta para continuar con los análisis biológicos. La toma de muestras y captura de seres elementales y luego más complejos fue la tarea desde entonces. Debieron identificar organismos en cuyo código genético se pudiera insertar la configuración neuronal traída, para luego inducir, de a poco, los procesos de aprendizaje. Valga como ejemplo lo que hacen los agrónomos al injertar brotes de una planta con cualidades deseables en otro "pie" o vegetal bien adaptado al medio.
 
-Entiendo. Fue mejor modificar lo existente y adaptado que comenzar de cero.
 
-¡Claro, Juan! Ello nos ahorró millones de años de evolución. ¿Ves que tiene sentido, que no te estoy... "farreando", como pensabas? Nuestros "tutores", como llamamos a estas maquinas inteligentes, han venido haciendo eso desde que llegaron hace cuatro millones de años terrestres. Han cometido algunos aciertos e innumerables errores. Casi todas las especies de animales que actualmente viven han sido manipuladas genéticamente. Algunas han escapado a nuestro control luego de ser restituidas a sus medios.
 
-Te identificas como "ellos" o como, "nosotros" indistintamente -señaló Juan.
 
-Perdóname, como te dije, somos ambas cosas, en parte...
 
-Bueno, no importa eso ahora, y ¿cómo encajan los primates, a los que consideramos nuestros ancestros?
 
-Algunos ejemplares capturados fueron los que más posibilidades les brindaron. Dieron origen a la familia homínidos. Pero surgieron complicaciones. La dificultad comenzó con los procesos culturales. Debieron provocar otros cambios anatómicos y psicológicos en los nuevos seres para que la información genética incorporada, relacionada principalmente con el sistema nervioso, tuviera los efectos deseados y se disparara un proceso cultural: El medio ambiente terrestre impuso demasiadas pautas. El resultado de estos intentos fue la aparición de dos versiones: nosotros, y también nuestros primos: la especie homo sapiens o humanos.
 
-¡Increíble! ¡Todo esto es demasiado para enterarse en una sola noche! Pero no puedo dejar de escucharte. Este bollo me llevara al insomnio. Así que sigue. Me queda claro que tanto Uds. como nosotros descendemos de primates. Pero... ¿por qué esa bifurcación?... primo, -escribió Juan con tímido sentido del humor, al sentirse ahora más cerca de Amel, al notarlo tangible, real.
 
-Disculpa mi apresuramiento, Juan. Lo provocó tu ágil inteligencia, aunque tus propiedades volitivas y emotivas se resisten a escuchar y menos a aceptar lo evidente. Pero sigamos. Al trabajar con la naturaleza el error esta tan presente como, el acierto. Lo deseable se produce luego de oleadas de intentos fallidos. Uds. descienden de una serie experimental aun no aceptable, en la cual no se logró superar atavismos del mundo animal. En un pequeño grupo sí se consiguió y dio, lugar a los que ustedes llaman los "extraterrestres".
 
-Entiendo... nosotros somos basura y ustedes son perfectos -reaccionó Juan delatando su disgusto.
 
-No es tan así, Juan, hay grados. El grado de aptitudes determinará el tiempo de supervivencia de una especie dada. Ustedes tienen las mejores condiciones. Solo falta un pequeño empuje.
 
-Y para decirnos esto te has puesto en evidencia -insistió con actitud adolescente.
 
-Juan, esto es muy serio: es necesario que ustedes también lo logren. Esa reacción temperamental que tienes es una de las cosas que deben superar.
 
-¿De lo contrario nos pasara lo mismo que a tus... a nuestros ancestros?
 
-No necesariamente. Déjame explicarte algo más. Hay un punto de inflexión. Hay un lugar sin retorno posible. Sucede que el desarrollo tecnológico es exponencial y se da en breve tiempo; el florecimiento de valores culturales que haga posible la convivencia le va muy a la zaga; mientras que la evolución histórica es comparativamente inexistente. Esta desproporción entre los medios tecnológicos y el discernimiento de quienes los utilizan, tiene consecuencias catastróficas.
 
-Sería como, darles a los monos granadas para jugar.
 
-Captaste el sentido, pero no seas duro con los demás animales. Nosotros, quiero decir ustedes, hacen lo mismo o peores cosas. Lamentablemente, parece ser una constante el hecho de que las civilizaciones tecnológicas son el último estadio de manifestación de la vida. Finalmente sus habitantes o se destruyen o hacen inhabitable el planeta. A eso iban nuestros ancestros, pero se propusieron evitar aquel destino. Pensaron en mudarse, pero tampoco en sus proximidades existían planetas con condiciones aceptables, tal cual nos encontramos actualmente en la tierra, aunque algunos guarden esperanzas en el planeta Marte. Se vieron, pues, solos, sin vecindades hospitalarias.
 
-Pero consiguieron salvar su información esencial y trasplantarla a la tierra.
 
-En el intento aun inconcluso perdieron su mundo y la vida, para reducirla a una esperanza, ¿te parece poco?
 
-No..., pero... ¿si ahora ustedes conocen la solución, porque no siguen, simplemente, haciendo lo que han estado haciendo?
 
-Ahí está la cuestión. No hay tanto tiempo. Necesitamos ayuda. Te das cuenta de que ustedes siguen el mismo camino? ¿Comprendes que están llegando a una etapa en la cual la tecnología parece tener un impulso y un alma independientes? ¿No ves que los humanos dejaron de controlar su propio mundo?
 
-¿Y por que acuden a mí? ¿Por qué tanto secreto? ¿Si es tan importante, porque no llaman a una conferencia de prensa?
 
-Necesitaremos la ayuda tuya y la de otras personas que podrán entender. Ahora compartimos un destino, y la mayoría de los humanos sigue con la mentalidad de los tiempos de la conquista. Y si llegaran a atraparnos nos harán polvo o material circense o curiosidad de laboratorio. No podemos defendernos, como supondrían... solamente escondernos.
 
-A mi me lo dirás, ¿verdad?
 
-Obviamente no es conveniente que lo sepas. Pero te diré que el planeta, así poblado como esta, tiene aun inmensos territorios casi inexplorados.
 
-¿Y hasta cuando permanecerán en esta semi clandestinidad?
 
-Estamos muy cerca de conseguir nuestros objetivos. Pero también están muy cerca de encontrarnos y destruirnos. Cada vez nos es más difícil inutilizar o desviar las señales de quienes nos buscan, sin que se percaten.
 
-¿Y qué podemos hacer nosotros?
 
-Observen más el milagro de la vida. Respeten lo diverso. Prepárense. Nuestros "raptos" no son tales. No hemos hecho ni le haremos daño a nadie. Evadan la publicidad. Debemos prepararlos para el encuentro definitivo. Y que este sea amistoso. Allí entras tú y los demás con quienes hicimos contacto; con el legado cultural que dejaron. Mientras, utilizaremos el tiempo de dos o tres generaciones para completar las implantaciones de las características deseadas.
 
-Sí..., atavismos del mundo animal. Dime, sin ambigüedades, ¿cuáles son esas características tan importantes que nos faltan? ¿Acaso nosotros, así como somos, no hemos salido siempre victoriosos de los atolladeros en que nos hemos metido? ¿No hemos superado, aunque "mal que mal", hambres, pestes y guerras?
 
-Tuve la impresión de que me entendías, pero solo logro desilusionarte. Hasta ahora han logrado sobrevivir como especie. Una especie incapaz de asimilar el cúmulo de información de que dispone, cuasi enferma de escepticismo, cinismo y soledad. Se acercan tiempos muy difíciles, y con estas actitudes no están preparados para encararlos. Pero te lo diré de todos modos. Debemos lograr un humano mucho más inteligente y sensible; menos agresivo, más tolerante, capaz de conquistarse a sí mismo, de renunciar, no solamente de imponerse. Humanos aptos para mantener una relación armoniosa con sus semejantes y con la naturaleza que los sustenta. Un ser que produzca destellos de sabiduría en su posición de último eslabón en la cadena evolutiva. Que demuestre merecer estar en la cima o hacia el final del camino. Desde ese punto correremos juntos. Demostraremos que es posible otro destino.
 
-Como cínico que soy, te diré que ese discurso suena melodramático. ¿Quién va a creer esta historia? ¿Y si no consiguen llevarnos a esta especie de salvación, que pasara con nosotros?
 
-Agregas el sarcasmo a tu modo de comunicarte. Pero seguiré. ¿Qué pasara? Se repetirá la historia. Todo acabara... y nosotros con ustedes... Solamente esta vez no habrá quien nos sueñe.
 
-Mira, Amel, o quien seas, ya dejemos de joder. Ahora prepárame otra de los reyes magos... Es más creíble que tu historia, y sobre todo más divertida...
Silencio.
 
Al cabo de varios minutos:
 
-Amel, ¿estás ahí?
 
-Amel... sólo te estaba probando.
 
Vacío.
 
-Amel..., Amel..., iAMEL!, AMEEEEEL
 
Los días siguientes, a las diez de la noche, a las once, a las doce:
 
-Amel... fue una broma...
 
Nada.
 
La una de la madrugada..., las dos... Las ventanas de cuanto programa tenía cargado eran abiertas con arrebato hasta que se colgó la computadora por falta de memoria. Oyó la voz preocupada de su madre, desde otra habitación. Le recordaba sus obligaciones para ese día. -Sí, esa era la realidad -pensó. Cansado y desolado, fue a la cama arrastrando los zapatos, esta vez, aferrándose a la idea de que lo otro fue simplemente un largo sueño.
 
 
 
 
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Fuente:
POR SIEMPRE CUENTOS
TALLER CUENTO BREVE
Coordinación :
Editorial Arandurã ,
www.arandura.pyglobal.com
Asunción-Paraguay
Octubre 2005 (179 páginas)
.
Enlace recomendado:
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donde encontrará mayores datos
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